Honrar la vida

Una vez, en una de esas noches de eternos pensamientos, de nostalgias, de recuerdos ... escuche este escrito de Eduardo Galeano que me toco el corazón:

El mundo es eso – reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende.

Y me llegó tanto porque me considero una apostadora serial de la vida. Todos los días me juego todas las fichas a éste pedazo de tiempo que me regaló el universo. Y la verdad, no sé porqué fui merecedora de este milagro de vivir ... realmente no lo sé. Aún sigo buscando cuál es mi misión porque no quiero irme de este mundo sin haber dejado una mínima huella en el corazón de alguien, sin haber ayudado a mis amigues, sin haber reído y peleado con mis hermanos, sin haber amado a ese pibe, sin haber compartido con mi familia, sin tantas cosas ... 
Cada instante intento honrar la vida. Este pedazito de historia que tengo en este momento ... y GRACIAS! GRACIAS por el regalo de éste instante. 
Galeano en esas líneas describe mi forma de ver el mundo, la forma en la que nos movemos, cómo somos, nuestra más verdadera esencia. El ser. 
No quiero apagar el fuego que hay en mi interior, es mi motor para levantarme cada mañana, para seguir apostando todo, para ponerle pasión y amor a lo que hago. Ese fueguito que habita en nosotros es la nafta de nuestro cuerpo, nuestro deseo más puro. Que arda, que arda fuerte ... a tal punto que nos purifique, que se lleve lo malo, que nos transforme por completo. 

Me tengo.
FGR





Entradas populares de este blog

No saber

YO SOY

Árbol Genealógico