Compartir es sagrado, lo demás es brillantina
Sólo compartiendo se pierde el miedo al miedo.
Abriéndonos a lo desconocido. A lo diferente. A lo que viene a matarnos un poco, porque viene a transformarnos. Porque te vi y ya causaste ese impacto. Es ese momento en el que sentís "aia, listo". Ahí algo ya está muriendo. El algoritmo de la vida. Te cruza con algunas personas para que enfrentes tus miedos, tus inseguridades, lo que está irresuelto. Vienen a que hagas contacto con la dimensión desconocida. Tocas lugares oscuros, ocultos, negados, olvidados. Es en ese tipo de encuentro que se abre el misterio de la vida. Ese tipo de intercambio que mata, y transforma. Porque hace espacio para nueva información. No hay otra forma. Nada se pierde, todo vuelve en espirales que parecieran niveles de juegos. Cuánto más profundizas, más avanzas. Pero no es una carrera. Es tiempo y proceso. Abrirnos nos cuesta tanto. Nos aterroriza. Saber que una presencia puede venir y cambiarlo todo espanta. Por eso tiempo, y también proceso.Pues es imposible que bajo un cielo de#Venus en oposición a #LordPluton en algún lugarcito algo se esté muriendo para que florezca algo nuevo. Perderle el miedo al miedo. Abrirnos al doloroso ya la vez delicioso movimiento de alquimia mágica. Porque compartiendo en el encuentro profundo aprendemos, mutamos, todo lo demás es brillantina. Lo que incomoda es siempre un maravilloso puente hacia lo desconocido.
Texto: María Luz Pilheu