Algo, de no hace mucho.

En cada momento de mi vida, lo único en lo que pensaba era en mi. En lo que merecía, en lo que necesitaba. Me sentía perdida. A veces, pensaba que me había encontrado pero no, solo era una ilusión pasajera. Volvía a caer, a deprimirme, y así pasaba el tiempo. Primero tuve mis propias fuerzas, que me impulsan a seguir, siempre. Esas fuerzas innatas del ser humano, todos las tenemos, bueno. en mi se duplicaban. Luego, cuando ya iban desapareciendo, aparecieron las fuerzas que me daban las personas mas cercanas: amigos, familiares, gente que fui conociendo en el transcurso de este camino, gente que jamás dudo en tenderme su mano, que me daba vida con una palabra de aliento, y gracias a ellos podía levantarme y seguir. Al final, cuando ya hasta mis propias fuerzas se habían vencido, cuando ya las fortalezas de mi círculo de confianza no eran suficientes, apareció la mayor fuerza, la que estuvo siempre y la que hizo notar con más intensidad al final de este camino: la fuerza de dios y de mi querida abuela Angela. 
Agradecida siempre a mis ángeles protectores, a mis ángeles terrenales y, por supuesto, a todos mis seres queridos. Tanto los amo.

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