Honrar la vida

Una vez, en una de esas noches de eternos pensamientos, de nostalgias, de recuerdos ... escuche este escrito de Eduardo Galeano que me toco el corazón: El mundo es eso – reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman; pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. Y me llegó tanto porque me considero una apostadora serial de la vida. Todos los días me juego todas las fichas a éste pedazo de tiempo que me regaló el universo. Y la verdad, no sé porqué fui merecedora de este milagro de vivir ... realmente no lo sé. Aún sigo buscando cuál es mi misión porque no quiero irme de este mundo sin haber dejado un...